Todo proceso de mejora pasa por un proceso de orden. El proceso de reordenamiento empresarial se basa en los siguientes principios:
- ELIMINACIÓN: Tras identificar lo necesario y lo innecesario, se procede a descartar lo innecesario. Este proceso no necesariamente involucra el desechar, sino que por lo contrario se busca “reciclarlo”, en otras palabras, reutilizarlo donde sea de valor.
- ORGANIZACIÓN: Los procesos o materiales necesarios tienen que ser arreglados en un orden lógico. Este orden se logra tras un proceso de investigación, diseño, implementación y revisión de resultados. De esta manera, lo necesario estará puesto donde aporte y genere un valor para la empresa.
- LIMPIEZA: Se tiene que tener el área donde se produce siempre “limpia”, es decir, quedando sólo lo que es necesario visible en todo momento. Toda cosa que sobre, no aporte, tiene que ser desechado de inmediato.
- ESTANDARIZACIÓN: Este principio trata de mantener en el tiempo el nuevo orden adquirido y esto se logra a través de la creación e implementación de normas y procedimientos, que de estar por escrito y diseminado a toda la organización aún mejor.
- DISCIPLINA: Cada persona en la organización tiene el deber de cumplir y hacer cumplir con el nuevo proceso. En la mayoría de casos, para que este paso se cumpla el personal tiene que estar involucrado y de acuerdo con los cambios. Esto se da cuando los resultados son evidentes y de los cuales ellos también se verán beneficiados. Mayor impacto se da si es que el personal es involucrado en el diseño del nuevo orden a través de sugerencias.
Las empresas que utilizan estos principios logran mejoras en sus resultados, tanto en productividad como en rentabilidad, lo que las hace más competitivas y sostenibles a pesar de los cambios situacionales en sus ambientes de negocio.
Estos principios no solamente generan resultados positivos a las empresas, sino que éstos también pueden aplicarse en la vida diaria, lo que conlleva a mejoras a nivel personal como profesional.